Con otra carga

Pulso el botón del Ipod. Una melodía electrónica y atmosférica se activa. Es lenta y me despeja la mente. La sonoridad ocupa todo el espacio del cuarto donde me encuentro. Aquí, en estanterías que cubren los muros, hay libros, revistas y periódicos de años anteriores, y discos compactos. En el centro de la pieza se encuentra una mesa y una silla. Intento escribir. Miro por la ventana. Veo todo un jardín con un césped bien podado. Algunas macetas de diferentes estaturas alteran la homogeneidad de este edén. Al fondo, a unos metros de mi, veo un muro de cipreses que cubren un supuesto muro de bloques que nunca veré. Éste nos acorrala. Ahí se acaba mi vista. Ahí se acaba mi horizonte del edén en trompe-l’oeil. Ese que anula todo lo que se encuentra detrás de los cipreses. La basura. El abandono. Vuelvo hacia atrás con mi mirada y me concentro en un agujero rectangular que cubre un gran espacio del césped. Le han puesto agua. Miles de litros. Veo el fondo y un lateral. Es azul. La cerámica en forma de mosaico transmite un efecto de tranquilidad. El suave movimiento del agua relaja. Adormece. Hipnotiza. Consigue que me evada; al menos con el pensamiento. Pienso, pero no pienso en nada. Quisiera probar algo. Quisiera tirarme de lleno en ese baúl rectangular y romper con mis manos en el fondo. Luchar contra el agua, contra mi respiración y los mosaicos. Quiero traspasarlo hasta donde pueda llegar. ¿Quizás me permita romper límites y llegar hasta la idea central de mi relato? Estoy seguro de que al atravesar la tierra la imagen de los cipreses fundirían y desaparecerían al menos unos instantes. Eso sí, al otro lado del muro, surgiría en un terreno abandonado lleno de boñigas, basuras quemadas y escombros. En definitiva emergería con otra carga.

Por: Benjamín DÍAZ GYGER

2 respuestas a “Con otra carga

  1. Matias marzo 31, 2015 / 21:00

    Muy interesante!

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